miércoles, 14 de noviembre de 2012

Gerencia - La increíble y triste historia del cándido don pendejo y su director desalmado

La increíble y triste historia del cándido don pendejo y su director desalmado

Don pendejo estaba realizando un trabajo cuando sopló el viento de su desgracia.

A la oficina entró el director con una mueca de sonrisa. Don pendejo sabía que pronto le comunicarían las conclusiones de la reunión con el cliente. Y de hecho fue así. La conversación  comenzó con un saludo cordial, mas cordial que lo acostumbrado y un repentino interés por la vida personal y familiar del próximo sacrificado. Después de un rato la conversación empezó a adquirir su verdadero tono y se volcó en torno a lo laboral. Don pendejo simplemente escuchaba el discurso que ya muchas veces le habían echado. Sabía que de igual manera le tocaría trabajar de mas y cancelar aquel paseo familiar que había planeado desde hace varios días. Su hijo se sentiría decepcionado pero era mas importante asegurar su continuidad en el trabajo así fuese llevando una vida miserable, que levantarse y buscar alternativas diferentes que le permitieran vivir una vida plena.

Su director continuó la conversación ...Es por esto que debemos entregar un mes antes de lo acordado. Yo traté de evitarlo pero ya sabes como es el cliente. Si no hacemos las concesiones que ellos solicitan simplemente buscarán a otro que si lo haga... bla, bla, bla.

Tal y como lo previó don pendejo, ese fin de semana se esforzó por hacer todo lo que tenía pendiente para intentar cumplir con la imposición. El domingo en la tarde terminaron todo lo que tenían que hacer pero ya no había tiempo para asegurar la calidad y lo peor es que don pendejo tampoco tuvo tiempo para hacer las pruebas suficientes que le dieran la tranquilidad de que el trabajo realizado cumple con las especificaciones del cliente.

Su director simplemente dice. Entreguemos para que reduzcamos la ansiedad del cliente. En los próximos días realizamos las pruebas que sean necesarias y entregamos una nueva versión.
El viento de la desgracia sopló nuevamente pero ahora con un hedor bastante desagradable. El cliente está furioso y quiere una versión de calidad inmediatamente, pues lo que se le entregó no le sirve para nada. Esto fue lo que le transmitieron al director en la reunión de seguimiento y por supuesto el se lo debe transmitir a don pendejo. La conversación inicial se debe dar nuevamente. A la oficina entró el director con una mueca de sonrisa...

El circulo vicioso continúa y el Director furioso por lo que hizo don pendejo lo presiona para que haga las cosas bien hechas. ¿Como es posible que un profesional con la experiencia de don pendejo entrega tal bazofia?. El ambiente laboral poco a poco se degrada y don pendejo cada vez se siente mas estresado y decepcionado. 

Al final sufre un paro cardíaco y muere.

Todos dan sus condolencias y el proyecto debe ser detenido hasta que encuentren un nuevo pendejo que se le mida al ritmo.

Mientras tanto don pendejo va al cielo y San pedro no lo deja entrar ¡POR PENDEJO!.

Conclusiones
  • ¿La culpa es del director?, Sí, ¿La culpa es de don pendejo?, Sí. 
Un buen director debe tener las habilidades suficientes para negociar. En una negociación las partes tienen percepciones diferentes del valor y es responsabilidad del director mostrar el valor que tienen las actividades propuestas para contribuir a la elaboración de un producto final de calidad. Negociar será mucho mas fácil cuando ambas partes tienen la misma percepción del valor generado. pero se trata de negociar, no de bajarse los pantalones y hacer lo que el otro diga por miedo. 

Es responsabilidad de quien va a realizar el trabajo asegurarse que las condiciones están dadas para iniciar labores. No se puede llevar una vida buena y una mala en paralelo, la vida es una sola y siempre debemos velar por disfrutar de nuestro trabajo. Si el director no lo ve, entonces debemos tener la fortaleza suficiente para mostrarle su equivocación y exigir todas las herramientas necesarias para construir un producto de calidad.
  • Del afán solo queda el cansancio. No hacer lo necesario cuando es necesario solo traerá dolores de cabeza mas adelante. En desarollo de software esto se conoce como deuda técnica y como todas las deudas tarde o temprano tendrán que pagarse con el agravante de que mientras mas tarde se haga mas intereses tendremos que saldar.
  • La culpa al final siempre será de quien construye el producto. Es nuestra reputación como profesionales la que que está en juego. Tomemos en serio nuestra profesión y demosle valor a esos 5 años de universidad.

No hay comentarios: